Esta entrada nos va a contar una historia sorprendente. De cómo un mamífero terrestre, se convirtió en el primer mamífero que se adaptó al medio acuático. Va a ser una publicación larga, porque va a abarcar varios millones de años. Aún así, la dividiré en dos partes.
Este animal, es el Pakicetus. Eran animales que se alimentaban de plantas y animales pequeños. El primer fósil que se halló del Pakicetus, era un trozo de cráneo que dejó desconcertados a los paleontólogos. Poco a poco fueron imaginando que este animal poseía 4 extremidades, pelo corto, pudieron reconstruir el cráneo...
Aún así, no sabían en qué orden de animales podía encajar este animal, hasta que se fijaron en un hueso: El proceso sigmoideo, un pequeño hueso que actualmente sólo poseen un grupo de animales; los mamíferos marinos.
Así pues, se descubrió que este pequeño animal, es un animal de transición, el primer eslabón evolutivo de la ballena moderna.
Pero, ¿Cómo un lobo primitivo (tenía tamaño, forma y peso de un lobo actual) se adentró en el agua?
La respuesta está en un proceso natural: El cambio climático.
El cambio climático hizo que el Pakicetus lo tuviese muy difícil para encontrar alimento, así que tuvo que explorar nuevos métodos para conseguir comida.
Así pues, el Pakicetus, movido por el hambre y la depredación de su especie por carnívoros más grandes, se adentró en el agua en busca de alimento. En aquella época la fauna acuática era mucho mayor que la terrestre. El Pakicetus comenzó comiendo los peces muertos que hallaba flotando por la superficie. Al ser un animal terrestre, nadaba como los perros, con pasos lentos y torpes, lo cual atraía a los depredadores, siendo una presa fácil.
Pero entonces, el Pakicetus desapareció, hace 50 millones de años.
El Pakicetus evolucionó, convirtiéndose en el Ambulocetus.
Sus principales diferencias respecto al Pakicetus son 3:
-Su cola se aplanó, adquiriendo musculatura, usándola como remo.
-Su cadera se ensanchó. Sus patas traseras, se acortaron, permitiéndole así usarlas como aletas.
-Su cuerpo se volvió mucho más aerodinámico.
Este animal ya poseía la capacidad de buceo, pero todavía no vivía siempre en el agua, puesto que no bebía agua salada, sino agua dulce, demostrándose así que el Ambulocetus aún vivía en tierra la mayor parte del tiempo.
Supongo (aquí mi opinión), viviría en riveras de ríos, donde podría cazar en el mar para después volver a tierra a comer y vivir. Era un animal que nadaba torpemente, no era rápido, así que con mucha probabilidad tendía emboscadas desde el fondo de aguas poco profundas. Pienso que su pelaje podría haber obtenido tonalidades similares a las del lecho marino.
El Ambulocetus, como su predecesor, desapareció misteriosamente 49 millones de años atrás.
Fue entonces cuando apareció el Rodhocetus, la primera ballena primitiva que vivía completamente en el océano, bebiendo agua salada y sin ir a tierra.
Sus nuevos cambios fueron:
-Cuello más corto para bucear.
-Su cola volvió a adquirir musculatura.
-Sus patas se alargaron y se ensancharon, pareciéndose más así a aletas.
-El cambio más significativo que permitió que viviese completamente en el mar: Sus riñones se adaptaron para filtrar el agua salada, eliminando la sal mediante la orina.
El Rodhocetus, en cambio, era una presa idónea para los tiburones y cocodrilos antiguos, por ello, el Rodhocetus hace su segundo cambio evolutivo más significativo: La adaptación de su oído interno.
No voy a alargarme excesivamente con esto. El oído interno, contiene el órgano del equilibrio, que tiene un líquido que al moverse, los nervios captan ese movimiento y envían la señal al cerebro, indicando en qué posición nos encontramos. En el Rodhocetus, así como en todas las ballenas posteriores, el oído interno se volvió muy pequeño, haciendo así que el líquido apenas se mueva, ayudando así al animal a no perder la orientación ni marearse.
Esto le permitió al Rodhocetus ser más ágil para huir de los depredadores, haciendo giros muy cerrados y nadar a mayor velocidad.
El Rodhocetus siguió evolucionando y la ballena prehistórica tuvo que enfrentarse a muchas nuevas adversidades, que contaré en la próxima entrada.
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